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En 1793 nacía en Santiagomillas Santiago Alonso Cordero, uno de los Maragatos más ilustres y quien mejor encarna la figura del arriero. El Maragato Cordero, nombre por el que se le conocía, hizo su gran fortuna a través del transporte de mercancías pero adquirió gran popularidad a partir de su participación en la actividad política.

Su carrera estuvo marcada por su vinculación a la causa liberal y, por lo tanto, oposición a las tesis carlistas. Sus relaciones, y su gran amistad con la reina Isabel II le valieron en varias ocasiones el derecho a ocupar un escaño en el congreso de los diputados.

Escudo en la esquina Mayor con Esparteros (Pincha para verlo en grande)

Durante el tiempo que vivió en Madrid adquirió grandes simpatías por su vestimenta (siempre vestías con el traje maragato) siendo protagonista incluso de algún párrafo de los episodios nacionales de Galdós.Imagen de Santiago Alonso

En Santiagomillas Santiago Cordero tenía sus vínculos familiares, y allí aun se conserva hoy en día la casa-palacio que allí mandó construir.

Murió en 1865 víctima del cólera, al negarse a huir de la epidemia que azotaba Madrid pues debía cumplir con las obligaciones que exigían su cargo de presidente de la Diputación.

Casa de Santiago Alonso Cordero en Madrid

Anécdotas

La conocida casa cordero en pleno centro de Madrid perteneció a Santiago Alonso, mansión que construyó después de adquirir el solar más importante del Madrid de entonces (17 millones de pesetas alcanzó el la subasta). Hasta no hace mucho se decía que el primer premio en la lotería de Navidad había sido el origen de su fortuna, y gracias al cual había podido adquirir el solar situado en la puerta del Sol  madrileña. Incluso se comentaba que el Tesoro tuvo que abonar el premio al maragato Cordero a plazos, pues la cantidad era inmensa. Hoy en día se descarta esa hipótesis pues no aparece su nombre entre los premiados de esos años.

Un buen día Santiago Alonso invitó a la reina Isabel II a pasar unos días en su casa de Santiagomillas, pues aquella  se dirigía a Galicia. Para que la mansión estuviera a su altura,  le dijo que mandaría cubrir el suelo con monedas de oro, a lo que Isabel II respondió que eso era imposible pues no podía pisar su propia cara.

Tras meditar unos segundos, Alonso le respondió muy seguro, "no se preocupe majestad, mandaré ponerlas de canto".

Esta anécdota nos da una idea de la inmensa fortuna de nuestro simpático personaje.

El País de los Maragatos
Sus gentes El Maragato Cordero