El País de los Maragatos

"El Gran Inventario"

Nombro así a un documento -anexo al segundo libro de fábrica- de dicha parroquia, que ha llegado hasta nosotros en muy buen estado de conservación gracias a un mandato del Ilustrísimo Señor D. Pedro de Cáceres, obispo de Astorga, que el miércoles, 16 de junio de 1745, mandó hacer inventario de todas las cosas que pertenecen a dicha iglesia.

Manuscribe el documento el notario apostólico del Obispado de Astorga, D. Carlos Rodríguez Feixo, hallando por cura al Sr. Francisco Rubio Diez, el 10 de enero de 1747 -martes- constando de cuatro folios completos, que nos indica, a través de ellos, una descripción exacta de la ubicación de retablos, ornatos y demás instrumentos de culto del místico edificio de la localidad.


Así, en él, nos relata como estaba colocado y era el antiguo retablo mayor obra del tallador Tomás Mitata del Siglo XVI- hoy desaparecido y sustituido por una obra de finales del siglo XVIII- donde albergaba cuadros de los santos de devoción popular como San Pablo o San Antonio de Padua, y otras advocaciones más singulares como "un cuadro con su marco dorado de Nuestra Señora de la Peña del Vierzo, pintura de papel".


Podría indicarnos esto la relación social (y religiosa) que mantenían los pueblos limítrofes de esa pieza de maragatería con la vecina región donde, en más de una ocasión, la han hecho patrona del Bierzo.


También nos data "una cruz grande de plata con manga de tafetán, encarnado, ya vieja", cruz que realizó en su taller D. Francisco de Quiroga, platero astorgano, en el año 1666, encargada por el párroco Sr. Juan Morán, natural de Espinoso de Compludo que ostentaba el título de comisionado del Santo Oficio; Después de 81 de su elaboración , describe como "ya vieja" la cruz de plata, que aún se conserva en la actualidad en el Museo de los Caminos de la ciudad de Astorga. Acompañaba, así mismo, en el inventario otra "cruz grande de cobre con manga de tafetán encarnado, ya vieja".

De igual manera nos da a conocer otros dos retablos asentados en dicho templo, uno "mediano dorado y estofado con la imagen de San Andrés Apóstol nuevo" y "el retablo de Nuestra Señora del Rosario con su imagen dorado y estofado y dicha imagen tiene en la cabeza una corona de plata y el niño otra pequeña", que pudiera ser este último el que nos alude el libro de fábrica del año 1650 donde dice "mas ochenta y ocho reales del retablo de Nuestra Señora del Rosario" y a los dos años siguientes -1652- "cinco reales de traer el retablo de Nuestra Señora de Astorga".


Claro está, como es tradición, el templo era presidido por "San Vicente Mártir, patrón de este lugar con la vestidura de subdiácono todo de madera, dorado y estofado de nuevo", imagen ésta que, con certeza, sustituyo a otra "imagen de San Vicente ya viejo" que se nombra con posterioridad.


Poseía en esa época, como la mayoría de pueblos leoneses, "dos pendones de damasco con sus astas, ya viejos".


Dice, del mismo modo, que "mantiene en la torre dos campanas grandes y otra pequeña para tocar a Santos = Y junto a dicha iglesia una panera con su llave". La panera pudiera ser la actual, pues tenemos conocimiento de su construcción hacia el año 1745. La torre también es la que conocemos, construida por Juan de Cubas y Juan Catalán, canteros, y encargada por Juan Madera, cura de Piedras Albas, en el año 1567.

Carlos Arias Alonso, 2001

 

Historia. Piedras Albas. El Gran Inventario